Puerto de la Cruz

Ubicada en el norte de la isla de Tenerife, encontramos la fascinante ciudad costera de Puerto de la Cruz. Con una superficie de apenas 8.73 km², es la ciudad más pequeña del archipiélago Canario, y sin embargo, su atractivo es inmenso.

Este municipio, con su legado histórico y patrimonio natural, ha sido durante décadas una anfitriona excepcional para los viajeros que buscan el clima templado, la hospitalidad tinerfeña tradicional y el esplendor de la naturaleza.

Puerto de la Cruz comenzó como un pequeño pueblo pesquero conocido como «Puerto de La Orotava» y, durante muchos años, este atesorado enclave ha sido un imán para los poetas, científicos y los amantes de la naturaleza.

Las calles adoquinadas del antiguo centro de la ciudad, conocido como El Casco Antiguo, son un testimonio del pasado colonial de Puerto de la Cruz. Pasear por estas estrechas calles, descubriendo casas antiguas con balcones de madera esculpida, coloridos jardines rebosantes de flores exuberantes y una serie de atractivas plazas, es una delicia para los sentidos.

Entre los lugares de interés cultural de la zona, destacan la Iglesia de Nuestra Señora de la Peña de Francia y la Casa de la Aduana, ambos auténticos tesoros arquitectónicos del período colonial. Los distintos museos de la ciudad también cuentan innumerables historias de épocas pasadas.

  • El Complejo de Piscinas Martianez es obra del famoso arquitecto canario César Manrique.
  • El Loro Parque es un oasis de biodiversidad que alberga una gran cantidad de especies exóticas y es uno de los mejores parques de animales del mundo.
  • Jardín Botánico, un jardín del siglo XVIII que cuenta con una impresionante colección de plantas exóticas.

A lo largo de la costa, encontrará playas de arena negra volcánica, así como la Costa Martianez, complejo de piscinas de agua salada diseñado por el incomparable César Manrique, una auténtica obra maestra que combina la belleza natural del entorno con su habilidad en diseño e ingeniería.

La gastronomía canaria tradicional se saborea en cada esquina de la ciudad. Desde el famoso puchero canario hasta la frescura del pescado, los sabores de Puerto de la Cruz son tan ricos y variados como su paisaje.

Desde los majestuosos picos del Teide hasta la esmeralda del océano Atlántico, desde el aroma de las flores hasta el sabor del vino local, desde la serenidad de sus espacios naturales hasta la alegría de sus fiestas populares, el Puerto de la Cruz captura la esencia misma de Tenerife y deja una impresión duradera en el corazón de quienes la visitan.